Por Daygorod Fabián Sánchez
El Autor es Educador y Comunicador Social de Villa Vásquez
De
las principales intenciones en mantener bajo control los órganos encargados de
indagar en el incremento injustificado, de riquezas materiales, se encuentra la
vigilancia y examen de los actores principales en ese orden.
Cuando
se tiene la tranquilidad, jurídica e institucional, de que no obstante la
ringlera de pruebas tendentes a demostrar la ilicitud de una fortuna, primordialmente
de funcionarios públicos, se observa un muy sospechado sosiego con respecto a
los hechos.
Esa
placidez ocurre en virtud de los pactos y alianzas, que en vez de fortalecer
los sistemas judiciales e institucionales, los debilitan puesto que colocan
exponentes partidarios en lugares clave de investigación y penalización, con el
propósito de garantizar impunidad o validar fortunas irritantes.
A
pesar de que no se había logrado columbrar los hechos venideros, el zahorí ojo,
de hasta el más simple ciudadano, percata que existe una fascinación por
justificar los injustificable o validar lo invalidable, en miembros de nuestra
partidocracia.
Debió
resultar pesaroso para el espectro social enterarnos, de algo que ya sabíamos,
por parte de organismos foráneos (EEUU) del monto al que asciende la fortuna
del Senador Félix Bautista, sin embargo el monto y la noticia pasó con más
gloria que pena.
Modalidad traumática
Existen
sentencias de tipo ciudadano, que condenan el enriquecimiento en los que se les
otorgó el poder de manejar los destinos económicos y sociales de un pueblo. Pero
también frente a la auscultación y publicación de datos, que profesan de una
fortuna económica con plataforma poco creíble, figuran alabanzas por aquel/la
que logró salir de la pobreza en base al dolo.
Basado
en esas alabanzas aspiramos a que la condena sea generalizada, pues de no ser
así los que la ostentan (la fortuna con plataforma poco creíble) se escudaran
en el discurso político de que los que acusan, son solo los de la oposición política.
Resulta
más factible (para el expositor/a de la ilegalidad) subirse sobre el pico de
argumentos indecorosos, que defender y explicar con la verdad, en una justicia
de características independientes, como se adquiere y sostiene un estilo de
vida, que ni siquiera nuestros ricos tradicionales llevan en ejercicio.
El
clúster de párrafos en medios y articulaciones verbales en televisión,
demuestran las complicidades, por igual, de una clase comunicacional que si
bien es cierto puede y tiene el derecho de hacer el periodismo más conveniente;
tiene la obligación social de ser un ente investigador y no colaborativo de
inconductas políticas - económicas.
Las
complicidades constituyen el elemento sustancia de las adquisiciones ilegales
de dinero público. Cuando se adolece de la complicidad política, judicial y en
tiempos actuales mediática, es imposible que el ejecutor que infringió las
normas jurídicas y éticas, prevalezca en la escena pública sin castigo
ejemplar.
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